Con un estilo desenfadado y muy personal, a través de doce episodios de infancia, Max Saif realiza un retrato de la vida de un niño que vive durante la época de la Segunda República española. Contado en primera persona y escrito con una prosa literaria muy rica, un relato fluido y, a veces, salpicado de notas de humor, MAGUNCIA es un libro que se lee con avidez y con el que el lector se siente impregnado del cariño que el propio autor puso en él mientras lo desarrollaba.
Maguncia era para mí una palabra mítica, como Troya, Roma, Cartago, Estambul o Constantinopla, todas ellas ciudades heroicas, pero Maguncia me sonó mejor, la profundidad de su nombre: MAGUUUNCIA, y su impacto emocional en mi imaginario mental la convirtió en ganadora. Para mí, Maguncia era un lugar situado en un páramo entre neblinas. Había una gran fortaleza situada en lo alto, en la confluencia del Rin con el río Meno, que yo imaginaba gobernada por reyes musculosos y bellas princesas esbeltas y rubias, que se vestían con finos tafetanes de seda rosa y se cubrían la cabeza con un cendal del mismo color. Las princesas tenían la piel de lirio y los ojos verde esmeralda. Los generales, rudos, enjutos, atezados y con largas barbas, viajaban al frente de sus ejércitos victoriosos a bordo de una flota fluvial. Maguncia era la capital de la Germania Superior romana, y tenía una gran catedral simbolizando el centro de la cristiandad de los pueblos nórdicos y eslavos.
Tu opinión ayuda a otros lectores. ¡Déjala aquí!
Comentarios de lectores
Recuerdos pasados y que no volverán
Descripción de hechos, juegos, costumbres de un pueblo de los años 40 al 60. Entrañable libro, especialmente nostálgico para los que hemos conocido aquellas épocas.
Maguncia
LIBRO MAGUNCIA
Agradable lectura, con buenas y graciosas anécdotas.
Buenos relatos de la historia reciente, como el horror de Annual, las revueltas del Rif, y de las catalanas de 1919, muchas de ellas se repitieron en los años 30, quizás con más virulencia.
Nos recuerda y aclara mucho sobre aquellos privilegios del soldado de cuota, que ya lo teníamos olvidado.
La descripción de los juegos de niños de la época es abundante, incluso algunos desconocidos como es el Pico Villorico.
El relato histórico del Tajo sobre Lampreas y Albures, demuestra lo que destruimos los humanos en muy poco tiempo.
Buenos relatos de costumbres de pueblo hoy prácticamente desaparecidas, como las reuniones al aire libre por la anochecida veraniega.
Interesante relación de periódicos de la época y de sus tendencias.
Bien relatado el asesinato de José Antonio Primo de Rivera y el inicio guerra civil.
Entrañable libro, especialmente nostálgico para los que hemos conocido aquellas épocas.
Sobre los Demonios de Descartes
LOS DEMONIOS DE DESCARTES
Acabo de leer el libro titulado Los Demonios de Descartes, del excelente escritor Max Saif. El mejor libro de todos los que he leído de este autor.
Se sabe de Descartes que es uno de los padres del racionalismo, del cartesianismo y de la filosofía moderna. Pero de su vida sus amistades, sus amoríos, familia, odiseas y desarrollo de su actividad en aquella época convulsa de guerras y cambios de paradigmas científicos, poco existía y está muy bien descrito en este libro. Se nota que el autor ha investigado profundamente muchas de las fuentes, incluso inéditas, de aquellos fabulosos siglos XVI Y XVII, cuando la revolución del pensamiento científico fue enorme, precisamente por dos aspectos que fueron fundamentales y espectaculares: el experimental y el matemático. Ambos muy relacionados con Descartes. También de personajes de la época como Galileo, Francis Bacon, Gassendi, Mersenne, etc,. De todos ellos, de su mente, brotó la nueva filosofía y la enseñanza físico matemática marcando la diferencia entre la ciencia medieval y la del siglo XVII. Aunque continuaron los objetivos y los métodos escolásticos, se rompieron muchos moldes antiguos.
Un poco antes, Copérnico había revolucionado el mundo con su Revolutionibus. Un libro que dio origen a una revolución, más por lo que dice por sí mismo por lo que ha hecho decir a otros. Pocos fueron los que entendieron lo que decía ni supieron interpretarlo. Lo mismo pasó con Descartes, que revolucionó la filosofía, con bases totalmente opuestas a las admitidas por el pensamiento medieval.
Las desavenencias con su coetáneo, seguidor y crítico Pierre Gassendi, pues discutían sobre muchos temas, uno de ellos el del movimiento y la inercia; sus cartas con su amigo y protector Mersenne, al que al final también criticó lo mismo que a Galileo en su carta enviada en 1630 a Mersenne sobre el libro los “Discusos sobre dos nuevas ciencias” de Galileo; los cuidados de Descartes en evitar la Inquisición, pues estaba escaldado con lo de Galileo. Todo está perfectamente relatado en la novela.
Todo, la magia, la alquimia, las ciencias, la filosofía y las guerras que alcanzaron cotas impresionantes en la época de Descartes, con el desarrollo del método experimental, que permitía el estudio de los fenómenos de manera simple y controlada, y añadida la abstracción matemática, que hacía posible nuevas clasificaciones experimentales y el descubrimiento de nuevas leyes causales, que permitieron el boom científico, incluida la vida de Descartes con actividades poco conocidas, es muy bien relatado en los Demonios de Descartes.
La vestimenta, los lugares, las sociedades secretas, las tendencias de personajes científicos y filosóficos de la época, son descritos con maestría y de manera precisa en la obra. No digamos la corte de Rodolfo II el del Sacro Imperio Romano- Germánico, por la que pululaban todo tipo de alquimistas, astrólogos y magos, como el famoso John Dee, el de la lengua enoquiana, base de la doctrina de la sociedad Golden Dawn, y el que vaticinó a la reina Isabel la destrucción de la Armada Invencible, pero que su magia no le salvó de ser arruinado por su amigo Edward Talbott (Kelly), un gran embaucador.
La descripción de entidades y lugares, como La Rochelle, La Sorbona, la Corte de la reina Cristina de Suecia, gran admiradora de Descartes, son algunas de las visiones que nos llevan a aquellas épocas.
En resumen, una gran novela con mucha historia. Pero además de historia, con hechos bien medidos como historiador, el buen escritor debe cumplir su función al poner al descubierto las causas y las fuerzas primitivas arrancadas del pecho del hombre, con química, magia y alquimia. Alguien dijo, ahora no me acuerdo quien, que la diferencia entre un libro literario y una novelita es que el primero cambia la vida de las personas, mientras el segundo solo vale de entretenimiento. Creo estamos ante un libro que está englobado en el primer caso.
21 de septiembre de 2024
Intrigante y atractivo
Excelente resumen que engancha
Durante los meses de verano, cuando el calor apretaba mucho, los vecinos solían organizar por la noche, después de cenar, una tertulia en la calle, frente a la puerta de entrada. En las viviendas que eran muy grandes y tenían un patio interior, solían hacerse dentro, pero estas eran las menos, lo normal era hacer un corro—de aquí lo de corrobla—fuera. A ellas acudían vecinos de confianza, pero también se unía gente conocida que iba paseando por la calle para soportar los calores de la noche.
—Buenas noches, ¿tomando el fresco, señora Fernanda? —decían al paso.
—Pues sí, charlando un rato mientras va refrescando un poco —respondía mi tía y los invitaba a unirse al grupo.

Características de
«Maguncia»
de Max Saif
-
ISBN: 978-84-1199-621-1
-
Tapa blanda con solapas
-
15 x 21
-
Páginas: 158
Con la luz de la calle, aunque ya estaba oscureciendo, se le veía mejor. Era un hombre muy mayor, de más de cien años, le calculé yo, y tenía el pelo largo, liso y canoso. Las manos, blancas y finas, con unos dedos fuertes y huesudos que parecían garras. En la túnica llevaba bordada la insignia flordelisada de la Orden de Caballería, y de su cuello colgaba un medallón enorme que nos llamó la atención tanto a Gregorio como a mí.
Cuando llegamos al sitio, todavía muy de mañana, el espectáculo nos sobrecogió, la visión era fantasmagórica.
«Vámonos, vámonos», decía Gregorio sin parar.
Aquel pedrusco era inmenso y amenazador. La Piedra Buraca era un canchal enorme que medía diez metros de alto por lo menos, y tenía hechos tres agujeros que le hacían parecer un verdugo. Dos boquetes grandes recordaban la negrura de los ojos, y otro más grande aún, la boca. Allí, ÉL había instalado su mehala con un tenderete de cuerdas hechas con esparto, y una gran chapa apoyada en la mole del granito.
Capítulo gratis
«Maguncia»